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La U. D. se reconcilia con la victoria
El gol de Bjeliça frente al Osasuna permite a los amarillos soñar con la promoción
José Hernández. 5.6.99
La inclusión de Martín Hidalgo por el sancionado Paqui fue la única novedad que presentó Quintana Nieves ante el Osasuna y claro, si en Badajoz, había sido más de lo mismo, en el primer periodo del encuentro frente a los pamplonicos sucedió otro caso idéntico, aunque en esta ocasión fue en las propias barbas de una afición defraudada, hasta el punto que varias Peñas, entre ellas, la más ruidosa de la Ultranaciente, ni tan siquiera se significó en el recinto de Ciudad Jardín. Está claro el descontento y las sensaciones que se transmitieron durante los primeros cuarenta y cinco minutos, fue la de un bodrio de encuentro, aburriendo a todos. La pitada al concluir el primer tiempo fue la muestra más palpable del desencanto.

Y eso que Josico estuvo a punto de marcar antes de llegar al descanso y despertó a los aficionados que se dieron cita en el Insular, en lo que fue la peor entrada de la temporada. El centro de Renaldo al segundo palo es rematado por Josico que entraba por ese costado, ganando la espalda a la defensa, pero el remate del albaceteño se estrelló en la madera.

Pero lamentablemente eso fue un espejismo. A partir de aquí fue cuando se pensaba que Las Palmas iba a llevar la iniciativa ante un rival que ya nada tiene que hacer, que está en tierra de nadie, se pasó a la repetición de errores colectivos, pero muy significativos en algunos casos en la zaga y en el centro del campo, llevándose Herrera y Socorro las más duras críticas de los aficionados, que en ocasiones, incluso, pedían el relevo. Transcurrían los minutos y Las Palmas no tenía capacidad de reacción para desespero del propio Quintana Nieves, aunque el técnico optó por mantener el mismo once inicial, e incluso, tras el descanso.

Nada más iniciarse el segundo periodo, Arteaga pudo adelantar al Osasuna en el marcador, pero su disparo fue sacado con la punta de la bota por Cicovic. Providencial la tapada del serbio cuando ya se creía que el mazazo del gol pamplonica caería de inmediato. La respuesta la encontró la Unión Deportiva con un rápido contragolpe que Eloy la juega bien, pero López Vallejo acertó de pleno en su salida.

El partido no daba mucho más de sí. Ambos equipos trataban de buscar puerta, pero de forma inútil. Transcurrido un cuarto de hora de esta segunda parte, Quintana Nieves se juega la carta del doble cambio. Toni Robaina y Bjeliça entran en el terreno por Herrera y Marco Haber. Eso hace modificar el planteamiento inicial, jugando con tres centrales –Alex, Sarasua, Martín Hidalgo– mientras que los hombres de banquillo se unen a los centrocampistas. Se trataba de ganar la posición en la parcela ancha. Enrique Martín, por su parte, optaba por la veteranía de Cuco Ziganda y de Goicoechea, quienes tampoco ofertaron nada nuevo. Así transcurría un encuentro que era un cúmulo de errores por ambos bandos.

Poco a poco se fue imponiendo lo que pretendía Quintana Nieves. Adueñarse del campo, contando además con la fortuna de que Mato acumuló dos amonestaciones, dejando al Osasuna en inferioridad numérica. Era una opción más que cabía, aunque en ese sentido los amarillos estaban más en el filo de la navaja por la cantidad de tarjetas que habían visto. Pero Mato derribó claramente a Eloy cuando éste se iba ya hacia el marco de López Vallejo y la amonestación no admitía ningún tipo de duda. Sería precisamente en esa jugada en la que el croata Bjeliça justificaría su presencia en el terreno de juego, con un tiro muy ajustado al palo, que nada pudo hacer López Vallejo por evitar que se introdujera en su marco.

Un gol que propició una explosión de alegría, porque el haber sumado un nuevo empate hubiese supuesto ya el tiro de gracia al proyecto de jugar la promoción, para lo que hoy habrá que estar pendiente de lo que suceda en distintos campos. Las consecuencias de este triunfo frente al Osasuna sólo se podrán calibrar cuando termine la jornada, aunque siempre es importante sumar. De nada sirven otros resultados si el propio no es positivo.

El partido de ayer poco más dio de sí. Anecdótica la presencia de Merino en el terreno de juego, casi para perder tiempo, aunque también serviría para refrescar a un Renaldo siempre castigado por las defensas, aunque ayer el que peor se llevó las referencias de los zagueros fue el delantero del Osasuna, Arteaga, que sufrió un choque con Herrera, terminando en los vestuarios, recibiendo asistencia de los doctores.

En definitiva, que Quintana Nieves ya puede presumir de haber ganado un partido con Las Palmas, aunque le deseamos que sean no dos, sino tres, al menos, antes del 20 de junio. Es el deseo no sólo nuestro, sino de muchos, que desean ver a este equipo en una categoría superior. Queda camino por recorrer, aunque tampoco se puede permitir a un rival tanto como lo que ayer le concedió la U. D. al Osasuna en los primeros cuarenta y cinco minutos. Era la desesperación, el desencanto de un equipo al que todavía le quedan opciones y, sin embargo, daba la imagen de estar atrapado por los nervios, que acaban con ideas, planteamientos e ilusiones. Lo tiene difícil, muy difícil la U. D., sobre todo porque en las últimas cinco jornadas sólo ha conseguido una victoria y cuatro empates, pero mientras exista vida hay esperanza.

El calendario, por otro lado, le es muy propicio. No caben excusas para no lograr seis puntos en los dos partidos que restan para concluir el campeonato. Tanto Hércules como Barcelona B son cadáveres de la Segunda División A. El antecedente de partidos ante rivales de este tipo nos conduce a una goleada en Orense. Que sirva de base lo sucedido en O’Couto a esta misma plantilla. Son seis puntos por los que se tienen que luchar al máximo.