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UD LAS PALMAS

«La entrada de capital de fuera es un ataque a la esencia de la UD»

ALEXIS GONZÁLEZ. 15.5.99

Las Palmas de Gran Canaria

Luis Sicilia ha sido presidente de la UD Las Palmas en dos etapas recientes, tras la conversión del club en sociedad anónima deportiva. Su tercer mandato lo impidió precisamente la entrada de Gerencia Deportiva Canaria en el consejo de administración amarillo. Antes de analizar la situación actual, prefiere comunicar su deseo de que se acabe cuanto antes con «la crisis más grave en 50 años de historia».

«Soy beligerante ante esa hipótesis». Sicilia responde claro a la pregunta de cómo asumiría personalmente la entrada de capital foráneo en la UD Las Palmas SAD. El ex presidente amarillo es respetuoso a la hora de enjuiciar la labor de los actuales dueños del club, pero por ello no esconde su opinión ante la posible venta de acciones a empresas peninsulares.

«Entendiendo, por haber vivido dentro -y esto quiero resaltarlo-, que no es fácil el fenómeno de dirigir a una institución como la Unión Deportiva Las Palmas si los resultados no acompañan, a pesar de eso, me muestro totalmente beligerante ante la posibilidad de la entrada de capital de fuera. Eso es un ataque a la esencia de la Unión Deportiva, va contra las señas de identidad. No lo entendería nunca».

Máximo mandatario en el periodo crítico de la conversión del club en SAD, Sicilia recuerda y reivindica «el movimiento social de 1992, como un hecho potencial en la que quedó reflejado el papel de la sociedad grancanaria a la hora de defender un símbolo de indentidad como la Unión Deportiva Las Palmas».

Sicilia reconoce que en 1999 la situación aparece más compleja que en 1992. «La dificultad es máxima, con cuatro dirigentes que defienden diferentes modelos de gestión y económicos, según se desprende de la polémica que han llevado incluso hasta la prensa», indica Sicilia, quien cree que «la institución no corre peligro, lo importante es que ellos cierren la crisis, porque está restando credibilidad a su proyecto».

El ex presidente de la UD aporta también otra visión sobre la última etapa amarilla, en la que desde el consejo se ha insistido en que se lleva las riendas del club como una empresa. «Decir que esto [el club] es una empresa es llenarse la boca, porque aquí no se aplica el rigor empresarial si los resultados no acompañan».

El espíritu del 92

Para Sicilia, la actitud del consejo queriendo imponer su criterio contra la opinión pública ha ayudado a que la crisis arrecie. «El rigor empresarial no está reñido con la visión de la gente; no se puede llevar un club sin tener sensibilidad ante la opinión pública» dice Sicilia, quien entiende que «el poder de decisión de un consejo de administración debe estar condicionado por lo que opine y sienta el aficionado».

En este sentido vuelve a reivindicar Luis Sicilia el «espíritu del 92». Gran Canaria, más que llenarse el espíritu de olimpismo, se movilizó para salvar a aquella UD hundida en Segunda B. «Todos sabemos que fue el gran patrocinio del Cabildo quien sacó adelante la nave amarilla, pero existió un movimiento responsable que convenció a una masa de gente con un modelo de estabilidad».

Ese nivel de participación es el que esgrime ahora el ex presidente Luis Sicilia como una práctica que se ha ido perdiendo en la UD hasta llegar «a esto que no lo he vivido nunca, es la crisis más grave, gravísima, en cincuenta años de historia de la Unión Deportiva Las Palmas, que fue en su esencia eso: la unión del pueblo grancanario en un club que desde hace años carece de estabilidad».


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