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Luis Sicilia ha sido presidente de la UD Las Palmas en dos etapas recientes, tras la conversión del club en sociedad anónima deportiva. Su tercer mandato lo impidió precisamente la entrada de Gerencia Deportiva Canaria en el consejo de administración amarillo. Antes de analizar la situación actual, prefiere comunicar su deseo de que se acabe cuanto antes con «la crisis más grave en 50 años de historia».
Máximo mandatario en el periodo crítico de la conversión del club en SAD, Sicilia recuerda y reivindica «el movimiento social de 1992, como un hecho potencial en la que quedó reflejado el papel de la sociedad grancanaria a la hora de defender un símbolo de indentidad como la Unión Deportiva Las Palmas».
Sicilia reconoce que en 1999 la situación aparece más compleja que en 1992. «La dificultad es máxima, con cuatro dirigentes que defienden diferentes modelos de gestión y económicos, según se desprende de la polémica que han llevado incluso hasta la prensa», indica Sicilia, quien cree que «la institución no corre peligro, lo importante es que ellos cierren la crisis, porque está restando credibilidad a su proyecto».
El ex presidente de la UD aporta también otra visión sobre la última etapa amarilla, en la que desde el consejo se ha insistido en que se lleva las riendas del club como una empresa. «Decir que esto [el club] es una empresa es llenarse la boca, porque aquí no se aplica el rigor empresarial si los resultados no acompañan».
En este sentido vuelve a reivindicar Luis Sicilia el «espíritu del 92». Gran Canaria, más que llenarse el espíritu de olimpismo, se movilizó para salvar a aquella UD hundida en Segunda B. «Todos sabemos que fue el gran patrocinio del Cabildo quien sacó adelante la nave amarilla, pero existió un movimiento responsable que convenció a una masa de gente con un modelo de estabilidad».
Ese nivel de participación es el que esgrime ahora el ex presidente Luis Sicilia como una práctica que se ha ido perdiendo en la UD hasta llegar «a esto que no lo he vivido nunca, es la crisis más grave, gravísima, en cincuenta años de historia de la Unión Deportiva Las Palmas, que fue en su esencia eso: la unión del pueblo grancanario en un club que desde hace años carece de estabilidad».
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