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FÚTBOL-LIGUILLA DE ASCENSO A SEGUNDA DIVISIÓN

El Elche no pudo comprar al Universidad

MARIO ALONSO, Las Palmas de Gran Canaria. 21.6.99

El fútbol escribió ayer en Tafira una de sus páginas más tristes. Lo hacía precisamente en un recinto en el que se había rendido tributo durante toda la temporada al espectáculo, las buenas maneras con todos sus trucos, la virilidad (¿porqué no?) de un deporte que ayer dejó de serlo.

Universidad y Elche se enfrentaban en el Campus en un partido vital para las aspiraciones de unos y otros. Pero el partido tenía un prólogo que nadie supo hasta el epílogo. Francisco José Gómez Cáceres, vicepresidente del equipo universitario, Julio Suárez, su entrenador, y Santi Lampón, portero, revelaban una vez terminado el encuentro que muchos jugadores del equipo grancanario habían recibido a lo largo de la semana y en las horas previas al choque, suculentas ofertas económicas del Elche para la próxima temporada. Con una condición sine qua non, dejarse perder ante el equipo ilicitano.

En el centro de la polémica surge Álvaro Pérez como supuesto intermediario del equipo ilicitano denuncia hecha por Gómez Cáceres, quien delega sus funciones de fiscal acusador en José Ojeda central del equipo universitario, como mejor testigo de la acusación (toda la información en la página 42).

Sin embargo, no todo es dinero en esta vida mísera si nos atenemos a sucesos como el presente. Y el fútbol, o mejor, los futbolistas, se revelan contra la arrogancia del poderoso. Y ayer el Universidad, salvo excepciones, dio un ejemplo de lucha, de raza, y a punto estuvo de dar la sorpresa ante un Elche vulgar y sin fútbol. Visto lo visto, no extraña que pretenda lograr el ascenso por la vía del soborno.

Los ilicitanos jugaron además todo el encuentro en superioridad numérica, ya que a los cinco minutos Guillermo (bajo sospecha), era justamente expulsado por agredir a Huegún, que previamente había cometido falta sobre el zaguero universitario.

Ni así fue capaz el Elche de crear ocasiones, de aprovechar los innumerables espacios que dejaba su rival. Aún así, fue más incisivo el Universidad, que dio la cara a pesar de todo.

La expulsión de Guillermo obligó a que Julio Suárez moviera piezas sobre el tablero. Castro ocupó el lateral derecho formando defensa con los centrales Ojeda y Sergio, con Olsson por la izquierda. Borja dejó solo a Francis Santana en la delantera, cerrando la banda que antes corría Castro.

No varió un ápice su partitura Tolo Plaza y su banda continuó desafinando en los minutos iniciales, cortando el juego siempre con faltas estratégicas en el centro del campo y desquiciando un partido que no hubo manera de reconducir, menos aún con un trío arbitral desastroso, que no vio o no quiso ver la dureza verbal y subterránea, que caracterizó el partido de principio a fin.

Para la hemeroteca quedan las oportunidades de Eduardo a los 15 minutos libre directo lejano, Borja a los 19 un disparo desde el punto de penalti que atajó la nube de piernas ilicitanas agazapadas bajo los palos, un mano a mano entre Armentano y Lampón que el meta local desvió a córner en una magnífica intervención (min.25) o el clarísimo penalti cometido por Borja sobre Asier a dos minutos para el descanso.

El Universidad pudo salir airoso del choque tras adelantarse en el marcador a los 65 minutos tras un preciso pase de Eduardo a Jonathan que de nuevo vio puerta, pero la alegría duró cinco minutos. En el 70, Huegún recogió en fuera de juego un rechace de Lampón a disparo de Nino y subió el empate al marcador.

El Elche salía de esta manera vivo del Campus, aunque con varios recuerdos, ya que el tunel de vestuarios se convirtió al final del partido en una batalla campal. Triste final para una triste jornada en el Campus.


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